Uno de los logros más significativos que podemos atribuir al defenestrado Patronato de Turismo de Soria, es haber conseguido hace más de veinte años erradicar de la provincia de Soria la acampada libre. Sin duda un antes y un después en nuestro desarrollo turístico, que pasó de la tienda de campaña y el bocadillo en Playa Pita, a una oferta de calidad en infraestructuras turísticas, en especial si hablamos de campings de primera categoría en las comarcas de Pinares y El Valle.

Si no fuera por esos carteles que nos recuerdan que está prohibida la acampada libre en nuestra provincia, lo consideramos como un hecho lógico y normal que siempre ha estado con nosotros. Sin embargo, en tiempos de crisis como los actuales, las miserias  parecen resurgir de la nada y aparecen viejos fantasmas que considerábamos de otras épocas; el primer aviso lo tuvimos el verano pasado con la organización ilegal a través de las redes sociales de una macro fiesta a orillas del Pantano, donde disfrutaron unos cuantos, curiosamente la mayoría nada tenía que ver con Soria, quizá si se hubiese organizado en su terruño se hubieran pensado asistir, pero que encontraron en la nocturnidad y la masa anónima, la cuartada perfecta para evitar  permisos y  engorrosos trámites legales que cualquier ciudadano de a pie precisa para poner en marcha un evento de esas características.

Pues bien, no hemos aprendido y volvemos a tropezar en la misma piedra. Nos advertimos a nosotros mismos que no está permitida la acampada en un lugar de interés comunitario como son las márgenes del Duero, pero no tomamos las medidas preventivas necesarias y llegado el momento nos paraliza la idea de lo que puede ocurrir si hacemos cumplir las ordenanzas municipales y levantamos unas cuantas tiendas de campaña al ritmo del soul, jazz y  funky.

Me gustaría finalizar esta columna llamando la atención a la necesidad de buscar soluciones a la demanda de un colectivo de viajeros, realmente no muy numeroso, como son los que viajan en autocaravanas, pero que precisan en ciudades como Soria, de unas mínimas infraestucturas de servicios que les hagan mucho más fácil poder pernoctar al menos una noche sin necesidad de tener que registrarse en un camping. Son pequeñas acciones que se agradecen por los visitantes y que ayudan a hablar de Soria como un lugar acogedor y amable con el visitante.