En los años treinta comienza la construcción del Albergue de Medinaceli, en el límite entre la provincia de Soria y la de Guadalajara, sin duda, su situación estratégica para el comercio y el turismo del centro hacia la periferia la hacían merecedora de tan singular proyecto. Tuvieron que pasar más de treinta años para la puesta en marcha de otro Albergue, en nuestra provincia, también situado en el límite entre la provincia de Soria y la Rioja, pero con una filosofía más centrada en el disfrute de la naturaleza y la montaña. Ambas instalaciones turísticas promovidas por las administraciones públicas tuvieron sus años de bonanza y esplendor, si bien, llevan décadas abocadas al deterioro y al abandono.

En el caso de Medinaceli, surgió alguna iniciativa empresarial foránea animada en volver a reflotar el negocio hostelero, pero se vió coartada por la dificultad de triunfar en tierra extraña, en especial cuando la actividad productiva del municipio se sustenta en la hostelería y la restauración. En la actualidad, ese mirador estratégico del valle del Arbujuelo, donde se mantiene la estructura de lo que fue una instalación modélica en su época, necesita con urgencia su puesta en valor.

En el caso del Albergue de Piqueras, desde su cierre definitivo, se volvió a sacar a concurso su gestión en los inicios de la década de los noventa por la Diputación Provincial de Soria, concursando varias empresas sorianas y siendo adjudicado finalmente a una conocida empresa constructora de nuestra provincia, que como a la vista está, ni hizo ni dejo hacer. Llegamos igualmente al día de hoy con un edificio que se mantiene en pie por su solidez estructural, pero que ha sido objeto del abandono institucional década tras década.

Ha llegado la crisis y la recesión a nuestra provincia, que nos impide diseñar ambiciosos proyectos que antes nos cofinanciaban sin reparos los fondos estructurales de la vieja Europa, es el momento de los proyectos low cost, proponer concursos de ideas, que de momento sirven para mantener ilusionada a la población, pero de partidas presupuestarias y fechas de ejecución, ni hablamos.

Y digo yo, ¿no hubiera sido el momento de buscar la viabilidad de ese magnífico edifico de Piqueras, cuando se negoció, aprobó y ejecutó, la inversión millonaria del túnel del mismo nombre?