No dejamos de referirnos a nuestro eterno problema, el abandono por parte de las administraciones de las infraestructuras básicas de carreteras y ferrocarriles  que nos acerquen al resto de las provincias “desarrolladas”,  evitando el aislamiento actual que lleva consigo acentuar más la recesión y la crisis económica. Sin embargo, tendremos que esperar otros dos o tres años más para ver concluido nuestro primer tramo de autovía que enlace la capital con el resto del mundo civilizado, con un poco de suerte ya se cobrará a los usuarios de esas vías de circulación, según demandan en  Cataluña.

La situación estratégica de la provincia, tan mencionada en los libros de geografía e historia, para hacer referencia a un territorio “encrucijada de caminos”, motivo por el cual ha quedado nuestro territorio impregnado de personajes como Almanzor o El Cid Campeador en aquellas épocas y más recientemente de poetas como Machado o Gerardo Diego.,  han favorecido, por otro lado la proliferación de otro tipo de infraestructuras viarias, relacionadas con el sector  del ocio y el tan manido turismo rural; me refiero a los caminos, rutas, sendas, que se entrecruzan en el territorio, con el único criterio de estar de moda  y que en la mayoría de los casos son infrautilizadas, mal gestionadas y en muchos ocasiones abandonadas. 

Todos nos hemos encontrado con un panel, una señal o unas  manchas de pintura en una piedra o en el tronco de un árbol, que nos quieren indicar algo pero que no sabemos muy bien que es.  Tenemos muchos y variados ejemplos en nuestra  provincia: Nos podríamos preguntar que fue del “Camino del Agua”, que nació a la sombra de la Expo de Zaragoza, pero que salvo los carteles al uso en estos casos  y desperdigados por lugares insospechados, nada más se supo. “La Ruta del Duero”, imponente proyecto que pretendía poner en valor la ribera del Duero, desde su nacimiento en nuestra provincia hasta su desembocadura en Oporto. “El Camino de Santiago” a su paso por Soria, loable desde todos los puntos de vista el esfuerzo de los miembros de la Asociación, con sus actividades puntuales de dinamización, que no llevan aparejado una apuesta firme por las administraciones.

Vamos a ser capaces de mantener todas estas infraestructuras turísticas, por los Ayuntamientos o Diputaciones correspondientes, en esta época de crisis y de necesidad de priorizar el gasto, si no somos capaces de saber comercializarlas y ponerlas en valor, tanto para el turista que llega como para los propios vecinos de los pueblos que en muchos casos ni se les pregunta que les parece el proyecto.