Hace más de una década una veintena de municipios del sureste provincial se reunieron con el fin de constituir una administración local de rango superior denominada mancomunidad y que en un primer momento tendría como objetivo principal el desarrollo turístico de ese territorio. Si bien, a medio y largo plazo se pretendía aglutinar al conjunto del territorio, integrado por cuarenta y nueve municipios con una cabecera comarcal localizada en Almazán, con el fin de poder proporcionar una serie de servicios que ya en aquel momento eran deficitarios. Se trataba de un modelo nuevo e innovador en las propuestas, aprendiendo en la Unión Europea, basado en el denominado enfoque ascendente, es decir, las propuestas surgen, se debaten y analizan en el territorio para posteriormente elevarlas a las administraciones competentes para su aprobación.

Todos podemos estar de acuerdo en que se trata de una forma óptima de plantear las acciones de un espacio común, si nuestros representantes públicos estuviesen en la misma sintonía, de trabajo en equipo, olvidando por un momento “mi pueblo” para trabajar unidos en sacar adelante “nuestra comarca” o “nuestro distrito” como quieren que le denominemos a partir de ahora; señalar que de forma puntual se han conseguido logros importantes, si bien, la regla general nos reafirma las dificultades que surgen a la hora de afrontar proyectos comunes cuando hablamos de una incidencia superior al municipio.

En estos momentos se vuelve a proponer similar estrategia, con la diferencia que la propuesta viene de arriba, sin tener muy en cuenta la amplitud y diversidad de este territorio regional, pero sobre todo se han olvidado de ese “localismo” que inunda todavía muchos pueblos de nuestro medio rural, donde cualquier iniciativa que se haga en el pueblo de al lado carece de garantías para que triunfe, por la única razón que se han confundido en la elección del lugar. El camino que nos espera es largo y tortuoso para conseguir un entendimiento, de hecho, en un mismo grupo político hay falta de acuerdo, cuando habla un alcalde de un pequeño municipio, el presidente de la Diputación o un Consejero de la administración regional, como para llegar a un entendimiento con los partidos de la oposición.