Resulta obvio pensar que uno de los males que azota nuestra provincia es la falta de acciones comunes y reivindicativas a lo largo de estas últimas décadas. Sin duda, motivadas por esa escasa masa crítica de población que convive dentro de los límites provinciales y que habla en términos demográficos de un desierto sin matices, que resulta incapaz de salir a la calle y hacerse oir fuera de nuestras fronteras, en los centros de decisión que se encuentran a una gran distancia si tenemos en cuenta que estamos rodeados de unas infraestructuras tercermundistas.

Si no hemos sido capaces de luchar y demandar lo que nos corresponde como ciudadanos de primera que somos, al pagar los mismos impuestos que en cualquier territorio civilizado de nuestro país, difícilmente vamos a trabajar de la mano a la hora de potenciar, defender y desarrollar cualquier sector de actividad de nuestra provincia. En este sentido, no tengo ninguna duda en afirmar que uno de los sectores de actividad económica que ha sido capaz de dinamizar la economía de nuestro medio rural ha sido el turismo, con inversiones muy importantes en estas últimas décadas, centradas en la rehabilitación y puesta en valor de muchos edificios con interés histórico y cultural, que la mayoría de los casos, que se encontraban abandonados y con pocas expectativas de futuro y que se han convertido en posadas, casas y hoteles rurales, transformando  pequeñas poblaciones exclusivamente agrícolas y ganaderas en centros de servicios, con un importante impulso a la oferta de trabajo.

Si bien, desde un principio ha resultado imposible que entre cada uno de los negocios turísticos que afloraban en el medio rural se establecieran vínculos y relaciones capaces de proponer un trabajo en común, que sirviera para un conocimiento y aprendizaje mutuo en primer lugar, pero sobretodo sentar las bases de estrategias de promoción y comunicación comunes que pudieran permitir darse a conocer en un mercado cada vez más global y competitivo.

Cuando asistimos en estos tiempos a reivindicaciones separatistas e independentistas de algunos, creo que es el momento por nuestra parte de “hacer piña” por todos y desde todos los ámbitos de la sociedad soriana, para ser capaces de reivindicar lo que nos corresponde dentro de nuestra región y nuestro país, ni más ni menos.