A lo largo de un mes hemos asistido a la evolución de los Juegos Olímpicos en la ciudad de Londres;  no podemos ser ajenos a la incidencia económica y social antes, durante y con posterioridad a la clausura de tan magnífico evento; si bien, ha sido preciso un extraordinario proyecto de planificación, capaz de diseñar unas magníficas instalaciones pero sin olvidar la temporalidad de los Juegos y la necesidad de darle una salida digna a esas grandes inversiones en infraestructuras que se han desarrollado en toda la ciudad.

Contemplando día tras día las instalaciones deportivas donde se celebraban las competiciones completamente llenas de público, me hacía pensar en las posibilidades que se nos avecinan si finalmente Madrid es designada como sede oficial de los Juegos Olímpicos de 2020. La verdad que ocho años son poco tiempo para organizar un evento de tales magnitudes, si bien, la capital de España tiene ejecutadas una gran parte de las infraestructuras donde se desarrollarán los Juegos, sin olvidar la magnífica infraestructura hoteleras y de comunicaciones con las que cuenta en la actualidad.

Sin embargo, mi interés y preocupación se dirigía especialmente al papel que Soria podría desempeñar por su proximidad, si entre todos fuéramos capaces de ejecutar algunas asignaturas pendientes que nos acompañan desde hace mucho tiempo y no somos capaces de solucionar definitivamente, me refiero en especial al transporte por ferrocarril, lo podríamos llamar lanzadera ó línea de alta velocidad con Madrid, pero que fuera real y efectiva, capaz de acercarnos en una hora al centro neurálgico del desarrollo económico del país. Entiendo que con un poco de suerte ya estaremos para entonces unidos por autovía con el consiguiente mayor flujo económico hacia nuestra provincia.

Por último y puestos a soñar, trabajemos  para volver a disfrutar  nuevamente del deporte olímpico por excelencia como es el atletismo, que sin duda le debe mucho al esfuerzo y a la dedición de nuestros atletas y entrenadores sorianos y que para entonces quizá el destino les guarde la presidencia de la Federación Española de Atletismo o el Ministerio del Deporte, no podemos olvidar que soñar es gratis, incluso en plena crisis económica.