Resulta incomprensible que el modelo de turismo cultural protagonizado por los Paradores en los últimos ochenta años y que ha sido elogiado e imitado por varios países, esté pasando sus horas más tristes, sacudidos por los embates de la crisis económica, pero sobretodo por una nefasta gestión que se ha llevado de golpe la gallina de los huevos de oro.

Asistimos estos días, a las “sabias” propuestas para minorar las pérdidas de estos establecimientos, que pasan por el cierre temporal o definitivo de algunos y el recorte en sus plantillas, que sin duda incidirán en una menor atención a sus clientes, que  era una de las piezas clave de calidad y marchamo para el turista nacional pero sobretodo para el turista extranjero, que venía atraído por el sabor, la historia y los escenarios de época, que daban la bienvenida a clientes que jamás soñaron en poderse alojar en un edificio del Medievo.

Los Paradores nacieron en 1928 de la mano de Alfonso XIII, encargado de inaugurar el primero, el Parador del Puerto del Pico, que sería posteriormente conocido como el Parador de Gredos, lamentablemente uno de los que se encuentran en la fatídica lista del Ministerio con propuesta de cierre temporal de cinco meses al menos para el próximo año.

Los sorianos también tenemos nuestra historia en torno a los Paradores; una historia real que se inicia en el año 1930, con la construcción de un Albergue (hermano pequeño) en Medinaceli, sin duda, reconociendo ya en aquella época su situación estratégica para el comercio y el turismo del centro hacia la periferia, y que en la actualidad es un edificio en desuso con enormes potencialidades turísticas. Esa historia prosigue con la inauguración en Soria capital del Parador Antonio Machado, que sin duda con sus más de veinticinco mil clientes al año, se erige en el punto de referencia del sector turístico de nuestra provincia. No podemos olvidar también, los mensajes fallidos de nuestros políticos en vísperas de elecciones, prometiendo la puesta en marcha de un Parador, en más de un municipio soriano, como Almazán, El Burgo de Osma, Vinuesa, etc, pero que finalmente quedó en otra promesa no cumplida para esta tierra.

Por último, vaya mi frase final para apoyar y animar a todos los trabajadores de nuestro Parador y sobretodo para los que tienen la cruz marcada del despido.