Este mes de octubre se ha caracterizado en nuestra provincia por coincidir con el inicio de la campaña micológica, que cada año se va retrasando un poco más, creando cierta ansiedad e incertidumbre en los negocios hoteleros, sin duda ante uno de los mejores meses de afluencia de turistas a Soria. En estas mismas fechas, también pudimos disfrutar, en los años que todavía percibíamos la crisis como algo lejano, del evento gastronómico  internacional con más importancia y repercusión mediática centrado en el mundo fungi y promovido por la administración regional bajo la denominación de Soria Gastronómica. Por desgracia la crisis se hizo realidad para todo y para todos y  se  llevó este magnífico evento, dejando un gran vacío en los profesionales del sector.

Ayer por la tarde, en el aula magna Tirso de Molina abarrotada de profesionales y amantes de la cocina, atendiendo las explicaciones del mediático cocinero, Pepe Rodríguez, pensaba en lo fácil que resulta ilusionar al personal, sin necesidad de millonarias inversiones. Apoyados en la materia prima local, que son nuestros excelentes productos agroalimentarios y en las manos de unos excelentes cocineros, quizá faltos de esa fama y popularidad que dan los medios de comunicación nacionales, bajo una denominación propia, como es Saborea Soria, puede convertirse en hilo conductor de las dos actividades con más peso económico en nuestra provincia, como son el sector turístico y la industria agroalimentaria.

Resulta sumamente importante la promoción y el desarrollo de este tipo de eventos, sobretodo en las grandes urbes, necesitadas de productos de calidad, artesanos y próximos a las raíces de la mayoría de sus habitantes. Si somos capaces de unir todo esto a un destino turístico como nuestra provincia, con esa naturaleza intacta e impresionante y ese patrimonio románico rural único, sin duda triunfaremos allá donde vayamos.

Por último, felicitar a los organizadores del acto, por escoger el momento y el personaje apropiado, para que se vuelva a hablar de Soria fuera de nuestras fronteras, como referente del turismo gastronómico, que por cierto, tanto locales como foráneos podemos disfrutar en pequeñas dosis, gracias a la semana de la tapa micológica.(