Hace unos días tuvimos la ocasión de recibir al embajador de Japón en España en nuestra provincia, adquiriendo el compromiso de la visita de touroperadores de este país a nuestros pueblos y espacios naturales. Que duda cabe que cualquier iniciativa capaz de generar el mínimo movimiento económico y empresarial tiene que ser bienvenido, si bien, seamos pragmáticos y realistas, observemos la afluencia anual de turistas extranjeros a nuestra provincia y especialmente preguntémonos cuantos japoneses nos visitan al año, por qué y para qué.

Año tras año la empresa pública de turismo de nuestra región con subsede en Madrid, sigue moviendo japoneses por la región, intentando afianzar un flujo importante de estos interesantes turistas, sin embargo, en nuestras tierras sorianas resulta difícil descubrir un oriental visitando la Laguna Negra o el Cañón del Río Lobos, y es que las “barreras” en las infraestructuras siguen siendo insalvables, una autovía Madrid-Barcelona, en obras en más de un 20% de sus tramos hasta llegar a Medinaceli, para luego pasar a la ruleta rusa de las rotondas hasta llegar a Almazán, y encontrarnos por fin treinta kilómetros de autovía hasta la capital de la provincia, con precaución ya no por los ciervos si no por el temido radar, colocado estratégicamente en la bajada de los Rábanos, cuando disponemos de tres carriles, resulta demasiada aventura para una vacaciones culturales en nuestro país.

Para cuando nos vamos a comunicar con nuestros potenciales clientes de otros países en su lengua oficial que es el inglés, no es hora de que nuestra información turística en Internet esté al menos en los dos idiomas oficiales de nuestra querida Europa comunitaria, sin olvidar que tampoco está de más tener al menos un par de folletos turísticos en otros idiomas en nuestros puntos de información turística, que nos sirvan para hacer mucho más agradable ese primer contacto con las personas que nos visitan de tierras lejanas.

En fin, que nos queda mucho camino que andar, para poder ver cientos de máquinas fotográficas enfocando a la fachada de Santo Domingo o a los Arcos de San Juan de Duero, como sucedo cualquier día que paseemos en torno al Acueducto de Segovia o a las Murallas de Avila, pero bueno, con esto de la posible independencia catalana, quizá ganemos algún extranjero más en las estadísticas turísticas en los próximos años.