Me sorprendió hace unos días en un informativo de televisión, la fotografía de la noche en España desde un satélite a más de cuatrocientos kilómetros de altura, donde se percibía claramente por su luminosidad en que lugares se localizan los grandes centros urbanos que resplandecen en la oscuridad, señalando la actividad vital que les caracteriza a cualquier hora del día. Por el contrario grandes manchas de desierto lumínico, nos apuntan territorios con escasa estructura urbana y por consiguiente con escasos o nulos recursos demográficos.

No es casual que una de esas manchas negras, más acusadas, con forma de triángulo equilátero, con sus vértices en grandes centros urbanos, abarque la totalidad de la provincia de Soria. Realmente daba escalofríos pensar en ese agujero negro que se ha convertido nuestro territorio, con unos índices de despoblación tan alarmantes en toda su extensión, que ahora nuestros políticos apuntan la necesidad de buscar soluciones urgentes, después que hemos dejado pasar más de tres décadas sin una apuesta clara por buscar y conseguir soluciones realmente prácticas para esta sangría.

Llevamos un lustro inmersos en una crisis global, pero que sin duda ha impactado más tarde pero más fuerte en territorios con poca articulación económica y social como es nuestro caso y ha sido entonces cuando hemos visto como se desmoronaban sectores estratégicos como la madera y el mueble, por poner quizá el ejemplo más desgarrador.

Ahora pedimos un trato especial para nuestros territorios, cuando el trozo de pan a repartir en excesivamente pequeño para tantas bocas que alimentar, reivindicamos medidas fiscales singulares para las zonas despobladas como nuestra provincia, que animen al empresario a invertir y no tener que marcharse con su negocio y sus trabajadores a otros puntos más dinámicos.

En definitiva, estamos asistiendo a una preocupante deslocalización de nuestra provincia desde todos los puntos de vista. Poblacional pues no puede ser mayor el vacio demográfico e industrial pues hemos perdido actividad tanto en sectores estratégicos para el territorio como en poblaciones que considerábamos polos de desarrollo en la provincia. Sin estas dos líneas prioritarias, vamos a ver nuestro futuro cada vez más negro, como esa noche que se divisa a muchos cientos de kilómetros de distancia.