Sin duda, es importante disponer en cualquier población de nuestra provincia del mayor número posible de recursos turísticos capaces de atraer al visitante, en algunos casos, el propio entramado urbano y la singularidad de sus  edificaciones hacen de una ciudad, villa o localidad, atractiva por si misma, como ocurre por ejemplo en Medinaceli, Calatañazor, El Burgo de Osma y Almazán. Pero siempre es preciso enriquecer esos atractivos urbanísticos y patrimoniales, con centros de información e interpretación que aporten al visitante  una información que las murallas ni las iglesias  pueden aportar, que nos relaten como se comportaban sus gentes a lo largo de la historia, que nos expliquen que personajes célebres compartieron su vida y que logros nos dejaron para la posteridad.

La Villa Adnamantina siempre ha adolecido de al menos un centro museístico que fuera capaz de invitar al visitante a una estancia algo más prolongada que la visita fugaz a la Plaza Mayor, Iglesia de San Miguel y un breve paseo por el entorno de las murallas medievales. La idea de un Museo Comarcal de Arte Sacro, se apuntó a lo largo de los años, sin finalmente hacerse realidad, sin embargo, se nos antoja cada vez más necesaria este tipo de instalaciones si queremos preservar el enorme patrimonio de la Iglesia, que todavía se encuentra en edificios religiosos carentes de protección o en el mejor de los casos custodiados por alguna de las escasas familias que perviven en los pequeños núcleos de población que jalonan la comarca. Si bien, también entendemos que en estos momentos de recesión económica parece complicado retomar este tipo de iniciativas, que sin duda deberían ya estar ejecutadas para no lamentarnos en un futuro próximo del expolio de estas magníficas obras de arte, que sin duda conforman las verdaderas “Edades del Hombre” de nuestros antepasados.

Pero tenemos que ser optimistas, se nos ofrece la posibilidad de dar a conocer una obra de arte de uno de los pintores flamencos más consagrados, Hans Memling, el denominado “Tríptico de Almazán” que ha sido expuesto estos días en el Museo Numantino de Soria capital, para el disfrute de locales y foráneos, siendo inminente su exposición permanente en un espacio habilitado en una de las dependencias del Palacio de los Hurtados de Mendoza. Sin duda, esta joya pictórica debe conformar un antes y un después del potencial turístico de la Villa.