Está adquiriendo protagonismo estos últimos años una nueva forma de entender el turismo, se denomina turismo responsable, pretende alejarse de ese turismo convencional, masificado en muchos casos, impersonal casi siempre, que adolece de ese sentimiento de sostenibilidad de nuestro medio, que buscan tan sólo la rentabilidad económica. La responsabilidad se inicia a la hora de diseñar esos paquetes turísticos por parte de los operadores turísticos de un territorio, dónde se tiene muy en cuenta el valor añadido que nos puede aportar la idiosincrasia y la autenticidad de las gentes y sus costumbres

Sin duda, son los países con escasa tradición turística y con unos territorios en general poco humanizados, donde la naturaleza intacta impera en toda su extensión, donde se está trabajando en esta nueva forma de hacer turismo, como una alternativa a la actividad económica tradicional, basada fundamentalmente en las actividades agrícolas y ganaderas, sin olvidar el trabajo artesanal. Si se es capaz de conjugar y mantener esas actividades tradicionales, en la mayoría de los casos intactas a lo largo de la historia, con un turismo responsable y sostenible en todos sus planteamientos, conseguiremos reactivar unas economías locales, que hasta la fecha han sido de mera subsistencia.

Pero está claro que este turismo responsable, también tiene cabida en las sociedades más desarrolladas, pero que todavía mantienen intacto un excelente patrimonio natural, histórico y cultural, motivado en general, por esa escasa presión demográfica que ha tenido que soportar a lo largo de la historia. En este escenario, nuestra provincia tiene mucho que decir, pudiéndose convertir en un referente del turismo responsable dentro del territorio español. Para ello, es preciso diseñar una oferta turística de nuestra provincia mucho más trabajada, implicando a los propios agentes que se encuentran en el territorio, descubriendo al visitante un sinfín de lugares increíbles, alejados de los hitos masificados del turismo convencional; participando en las tradiciones populares de las pequeñas comunidades locales, que han conseguido mantenerlas con mucho esfuerzo generación tras generación; aprendiendo oficios artesanos en muchos casos a punto de desaparecer, que fueron la base del desarrollo económico en muchos de nuestros pueblos.

En definitiva, quizá muchos de nosotros, estemos un poco saturados de ese turismo impersonal y masificado, con poco tiempo para disfrutar de la experiencia de conocer otras gentes y otros escenarios.