Sin duda son los conflictos bélicos los encargados de destruir  en la mayoría de los casos el rico patrimonio histórico y cultural que nos han legado nuestros antepasados. Con rabia asistimos atónitos a las imágenes que nos proporcionan los informativos, con bombardeos indiscriminados en diversos puntos del globo, que han dejado irreconocibles, lugares emblemáticos, que ya no volverán a ser atractivo turístico de miles de visitantes, por muchos esfuerzos que se puedan realizar. Sin embargo, los países denominados “desarrollados”, que en muchos casos albergan una riqueza histórica y patrimonial única, como es el caso de nuestro país, no puede permitir en ningún caso, que un buen número de sus bienes patrimoniales estén en peligro de desaparecer, por un lamentable deterioro fruto en la mayoría de las ocasiones de un permanente abandono por parte de sus propietarios. Es el momento de reivindicar una concienciación colectiva de que el patrimonio es de todos y es imprescindible preservarlo para la posteridad, pues si duda se trata del mejor legado que podemos dejar a las sociedades venideras.

Pero merece especial atención y detenimiento el caso de nuestra región, sin duda, el territorio con el mayor número de bienes patrimoniales de todo el ámbito europeo. Se han hecho muchos esfuerzos a lo largo de los últimos años por parte de la administración regional en planificar la protección, conservación, incremento y fomento de nuestro patrimonio, mediante planes estratégicos, planes básicos y planes sectoriales, pero nos encontramos en la actualidad, que albergamos el treinta y cinco por ciento de todos los monumentos en peligro de desaparición en España, siendo sin duda una noticia preocupante, que vemos reflejada a una escala territorial menor en nuestra propia provincia, donde llevamos décadas reclamando la atención por el abandono de atalayas, castillos y ermitas, en muchos casos a punto de desplomarse.

Nos encontramos con la paradoja que mientras nuestros castillos y fortalezas piden a gritos una rehabilitación década tras década, sin recibir respuesta en la mayoría de los casos por parte de las administraciones, en otras regiones diseñan y levantan castillos y fortalezas de cartón piedra como atractivo turístico de miles de visitantes. No puedo dejar de preguntarme, a que esperamos para poner en valor nuestro inmenso patrimonio, como motor económico de nuestra región.