Dejamos las animadas fiestas de la capital y los triunfos increíbles de la “roja”, para  volver a la cruda y fría realidad de la situación social y económica de  nuestra provincia.

Hace cinco años se firmaba un convenio de colaboración entre la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León, la Fundación Duques de Soria y el Obispado de Osma-Soria, con el fin de poner en marcha un Plan Director del Románico en nuestra provincia. La línea argumental del proyecto se basaba en seleccionar una serie de iglesias románicas, con el fin de proceder a su rehabilitación y posterior puesta en valor para el disfrute del visitante.

Un equipo técnico interdisciplinar dirigido por un arquitecto soriano se puso manos a la obra, ejecutándose a lo largo de estos años un número importante de proyectos de rehabilitación en iglesias románicas singulares.  Si bien, la filosofía del proyecto llevaba consigo un elemento muy  innovador, poco frecuente hasta el momento en este tipo de acciones, se trataba de un programa cultural ligado a la gestión turística de estos recursos.

Pues bien, los recortes presupuestarios cortaron de raíz la ilusión de muchos pequeños pueblos, que siempre habían tenido claro que su pequeña iglesia románica era una joya por descubrir y que gracias a “Soria Románica” se estaba trabajando en esa dirección.  También han dado  al traste con un excelente equipo de profesionales sorianos en muchos casos, de diferentes ramas del saber, como arquitectos, aparejadores, historiadores, etc., que como en otras ocasiones tendrán que buscar su futuro fuera de nuestras fronteras.

Una verdadera pena, que un proyecto bien elaborado, donde se establecían unas claras sinergias entre patrimonio, cultura y turismo, pudiéndose haber convertido en la referencia del románico rural de Castilla y León, junto con el norte de Palencia; se quede como casi siempre en Soria, en un magnífico proyecto que no se ha hecho realidad.

Sirva este artículo como recuerdo y añoranza también  del inicio de los cursos de verano de la Fundación Duques de Soria, que acontecía en la primera semana del mes de julio, donde se abría un amplio abanico de opciones formativas para determinados grupos de especialistas, pero que también contaban con magníficas conferencias abiertas al público; sin duda otra lamentable pérdida en el dinamismo cultural, social y también económico, que se nos ha llevado esta lamentable crisis.