Era el mes de junio cuando se iniciaba hace cinco años, un proyecto empresarial en el marco del sector turístico, que tenía como objetivo principal el comercializar el turismo de la provincia de Soria.  Varios meses antes, se habían mantenido diversas reuniones de trabajo con todos los agentes económicos y sociales que tuvieran algo que aportar al proyecto. La idea inicial era tan buena, que empresarios del sector, de forma individual como agrupados en la Federación de Organizaciones Empresariales, Asociaciones de hostelería y turismo  y la Cámara de Comercio e Industria, junto con otros sectores afines como la asociación de taxistas, asociación de  transportistas  y  varios  ayuntamientos de la provincia de Soria encabezados por el de la capital junto con asociaciones de desarrollo rural de la provincia, instituciones financieras, etc., creyeron desde un principio en la viabilidad del proyecto.

Se habían  puesto en marcha modelos similares en la provincia de Jaén, Asturias y Galicia, con un peso mayoritario de la iniciativa pública frente a la privada, las denominadas empresas mixtas, fuertemente apoyadas en aquellos momentos por las administraciones públicas. En este caso, se quería pilotar desde la iniciativa privada, que las decisiones se tomasen por los empresarios, siempre contando con la colaboración de las administraciones locales, en especial la Diputación Provincial y el Ayuntamiento de Soria.

Faltaba el libro de ruta que analizara la situación general del sector turístico en la provincia, pero sobre todo que nos plantease unos objetivos y un plan de actuación a corto y a medio plazo. Como siempre optamos por encargar el proyecto a  una empresa consultora de una gran ciudad, convencidos que en nuestra provincia no existen ni empresas ni  técnicos competentes capaces de diseñar un proyecto empresarial de calidad y sobre todo conociendo de primera mano todos los elementos locales que pueden intervenir en el mismo.

Los objetivos que planteaba el Plan de Comercialización eran a todas luces desproporcionados y fuera de la realidad para nuestra provincia; determinaba  un incremento de más del 84% en los ingresos turísticos en la provincia en cuatro años, del mismo modo, proponía aumentar el número de pernoctaciones en más de un 57%, estimando un incremento del número de viajeros en más de un 36%, con una estancia media que pasaba de los 2,06 días a los 2,44 días en el año 2011. Estas cifras a todas luces estaban fuera de la realidad turística de nuestra provincia y sin duda marcaron el devenir de un proyecto apoyado por todos. Qué verdad es que el papel lo aguanta todo, sobre todo si procede de fuera de nuestras fronteras.