Siempre se nos llena la boca de la importancia del turismo para el desarrollo económico de Soria, quizá mucho más en estos momentos donde la actividad empresarial se mantiene agazapada, esperando ver marcharse este agónica recesión que niega cualquier tipo de consumo, en una provincia acostumbrada al dinamismo del sector hostelero.

La actividad turística en el medio rural se manifiesta por lo general de forma aislada, poblaciones que han aprovechado su riqueza patrimonial como punta de lanza de la mejoras urbanísticas, que han sabido atraer eventos singulares capaces de captar miles de visitantes como la exposición “Románica” o las “Edades del Hombre”, como ha sido el caso del Burgo de Osma; sin duda punto de referencia público y privada de la actividad turística de nuestra provincia. En el resto de los casos, las poblaciones luchan por hacerse un sitio en este complejo mundo del turismo, si bien, salvo contadas excepciones como Vinuesa, Calatañazor o Medinaceli, que aprovechan su situación estratégica en relación a los recursos naturales o patrimoniales más emblemáticos de la provincia, el resto no consiguen alcanzar unos índices de afluencia turística significativos.

Si bien, creo que merece un análisis más detallado el papel que tiene que jugar la capital como referente del turismo urbano de la provincia. El otro día leíamos un reportaje en un periódico de ámbito nacional sobre la importancia del turismo urbano como motor económico para una más rápida salida de la crisis, describiendo las veinte mejores urbes españolas para hacer turismo. A la cabeza se encontraban como es lógico Barcelona, Madrid y Valencia, sin embargo me hubiera gustado encontrar en esa lista Soria capital. Me preguntaba con envidia sana, que tienen ciudades como Gijón, Burgos o León, para estar incluidas en ese ranking tan prometedor para su desarrollo económico. Los factores pueden ser muchos y muy variados, pero creo que los podemos sinterizar en dos prioritarios, en primer lugar, una decidida voluntad política para hacer de la ciudad un destino turístico de referencia, y en segundo lugar, una sociedad local abierta y que apueste por la especialización turística de la ciudad. Y es que no podemos olvidar que el 25% del turismo en nuestro país corresponde al turismo urbano, habiendo aumentado en la última década las pernoctaciones hoteleras en este segmento, por lo que es prioritario que Soria no sea ajena a este hecho.